*Durante 13 años, Richard Okunorobo de ascendencia nigeriana y poblana, ha ido formando una carrera en el fútbol profesional
Antonio Zamora
Puebla.- Por sus venas corre sangre nigeriana y poblana. Y Richard Okunorobo, a base de enjundia se ha hecho un lugar en el fútbol profesional formando una carrera a lo largo de 13 años, lapso en que no solo ha tenido que encarar rivales. ‘Richy’, no solo heredó lo buena persona de su padre, sino también sus características físicas africanas.
“Yo siempre jugué en escuelitas, nunca pensé en jugarlo de manera profesional porque para mis papás era más importante la escuela, teníamos que estudiar y responder ahí, y después podíamos hacer lo que quisiéramos”, dice.
Okunorobo tuvo que aprender a defender con fiereza, a ganar cabezazos por el aire y barrerse a tiempo, pero también a desarrollar una mentalidad impenetrable y un carácter fuerte para poder abrirse camino en una profesión que tiene muchos privilegios, pero que también es sumamente complicada.
Cuando tenía 19 años, estaba jugando en la UPAEP y un amigo me invitó a unas pruebas en un equipo en Tlaxcala que se llamaba Real San Cosme y me quedé. En ese momento sentimos que ya éramos profesionales, obviamente lejos de la cúspide, pero fue algo muy padre”.
Así empezó a escalar en el futbol profesional, desde la Tercera División en un municipio tlaxcalteca hasta ser parte del ascenso de Lobos BUAP en 2017, convirtiéndose en uno de los pocos nacidos en Puebla que han logrado el sueño del máximo circuito.
“El ascenso fue algo bonito y difícil de expresar con palabras, me acuerdo que nos metimos a la liguilla de última y se logró algo que nadie esperaba. En la ciudad siempre era Puebla y Puebla, y Lobos era el de abajo, pero después que se logró pues ver todo el alboroto que se armó en la ciudad, hicimos caravana y fue increíble, lo más importante para mí siempre será mi familia y el verlos así de contentos a mis papás, no cabían de felicidad”.
Richard Okunorobo es un mexiconigeriano que sigue picando piedra, a cuatro años del mayor logró deportivo de su vida, aún se aferra al sueño de las canchas y juega en la Liga de Balompié Mexicano con los Chapulineros de Oaxaca, ampliando su carrera a los 34 años de edad, pero sobre todo dejando en claro que si bien el racismo aún existe en el futbol, se le tiene que encarar de frente, sin miedo.
“La realidad es que todos quisiéramos estar en la élite, cualquiera daría todo por estar en América, Tigres, Monterrey o Cruz Azul, pero a veces así es el futbol, no todos pueden estar, hay jugadores que son muy buenos y no llegaron a nada, por mala suerte, dedicación o disciplina, pero yo volteo y es algo que no cambiaría por nada, no puedo arrepentirme de lo que he hecho , me gustaría estar mucho más arriba, pero nunca me he guardado nada, la gente que me conoce es algo que saben de mí y la verdad es que estoy tranquilo con eso , con mi manera de ser y la forma en la que me he manejado en el futbol, he tratado de ser una persona derecha”.